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DUELO
‘‘La reacción psicológica que se produce ante la pérdida de alguien o algo significativo para nosotros’’. En este sentido, podemos observar manifestaciones o reacciones de duelo ante otras experiencias vitales que no tienen que ver con la enfermedad o la muerte, pero que suponen una pérdida importante. Sin embargo, lo más común cuando utilizamos este término es que lo hagamos para hacer referencia a la reacción que se produce ante la enfermedad terminal y la muerte.
Podríamos decir que es una experiencia de ‘‘sufrimiento total’’, ya que podemos observar manifestaciones de duelo en todos los niveles de respuesta: a nivel emocional (tristeza, melancolía, rabia, culpa, etc.), cognitivo (falta de concentración, preocupación, pensamientos recurrentes, etc.), conductual (aislamiento, llanto, desinterés por las actividades cotidianas, etc.), físico (cansancio, falta de energía, dolores musculares, etc.), social (dificultad para retomar las relaciones sociales) y espiritual (cuestionamiento existencial y de valores).
ETAPAS DEL DUELO:
- Impacto, perplejidad shock: Síntomas de negación, incredulidad, pánico ante la situación, inseguridad, desesperación, búsqueda real o imaginaria la condición anterior, tristeza, llanto.
- Rabia y culpa: Ideas de autocastigo, enojo, rabia (búsqueda de culpables). Síntomas de depresión, pueden aparecer síntomas físicos originados por la angustia, dolor, estrés.
- Desorganización del mundo: Desesperación y retraimiento, sentimiento de debilidad y una marcada tendencia al aislamiento social.
- Afirmación de la realidad y recuperación: La persona vuelve a ver la vida con esperanza.
Y bien cuidador/a, te estarás preguntando: “¿Qué hago con todo esto, cómo lo gestiono?”
CONSEJOS PARA ENFRENTAR EL DUELO
(Psicólogo argentino Jorge Bucay en su libro “El Camino de las lágrimas”)
- Permítase de hacer su duelo, de sentirte vulnerable y triste, de sentirte humano en definitiva.
- Escuche su dolor, no reprimas tus emociones, escúchate y analiza cómo te sientes. Puedes ayudarte de una libreta, donde anotes como te sientes al final de cada jornada.
- Sea amable consigo mismo, probablemente las emociones que vivas sean desagradables, pero no te olvides que estas emociones son pasajeras.
- No descuide su salud, recuerda, para cuidar de los demás, siempre debes cuidarte a ti mismo antes.
- Valore lo bueno que tiene su vida.
- Pida ayuda cada vez que lo necesite, seguro que dispones de un círculo de confianza que está encantado de poder ayudarte cuando lo necesites. Pedir ayuda es algo totalmente normal.
- Confíe en sus recursos para salir adelante, seguro que ya antes, has resuelto situaciones vitales duras de las que has aprendido mucho.
- Comparta su experiencia con otras personas, seguro que aprendes de ellos y ellos de ti. Busca asociaciones de apoyo a cuidadores.
- Focalice en qué le aporta esta situación, sé consciente de todo lo que estás aprendiendo.
- Aplique las tres D; permítete descansar, disfrutar y divertirte.
CULPA
¿CANSADO DE SENTIRSE CULPABLE?
Cuidar a un ser querido cuyas capacidades físicas y mentales han sido afectadas por un ataque cerebrovascular puede ser increíblemente estresante. Habrá momentos en los que perderá el control y dirá cosas que desearía poder retractarse. Habrá días en que usted se sienta resentido por la pérdida de la vida que una vez tuvo, y puede haber momentos en que tenga dificultades para identificar cualquier cosa que todavía le guste de su receptor de cuidado.
Tener estos sentimientos no significa que seas una mala persona. Significa que es un humano. Los cuidadores a menudo se enojan y luego se sienten culpables, incluso cuando no han hecho nada malo. La culpa no siempre es una respuesta apropiada.
Si usted inflige intencionalmente dolor físico o emocional a otra persona, la culpa es una respuesta emocional apropiada. Sin embargo, si usted no ha lastimado intencionalmente a otra persona, puede estar experimentando sentimientos de culpa que no son apropiados para la situación.
CAMBIE SU VOCABULARIO EMOCIONAL
Si usted es como muchos otros cuidadores, podría experimentar algunos de estos pensamientos y sentimientos.
- Acabo de ser muy malo.
- Estoy cansado de no tener tiempo para lo que quiero hacer.
- Oh no, eso va a costar mucho dinero.
- Ni siquiera quiero estar en la misma habitación con ellos ahora mismo.
- Odio no haber podido cumplir esa promesa.
- ¡Desearía que todo esto se fuera!
Y cuando experimentas esos pensamientos, puedes sentirte culpable por hacerlo.
Cuando no haya lastimado intencionalmente a otra persona, cambia su percepción. Un gran primer paso es cambiar su vocabulario emocional.
Intente reemplazar la palabra "culpa" por la palabra "arrepentimiento", por ejemplo:
- Lamento no ser siempre tan amable o paciente como me gustaría ser.
- Lamento no poder cambiar, arreglar o controlar la situación.
- Lamento que me moleste la cantidad de tiempo que toma satisfacer sus necesidades.
- Me arrepiento de que a veces pienso en cuánto costará algo antes de pensar en cómo beneficiará a la persona que está a mi cuidado.
- Lamento que nuestra relación haya cambiado y que no siempre me guste estar juntos.
- Lamento no poder cumplir todas las promesas que hice en el pasado.
- Lamento que hay veces que desearía que todo terminara.
Cuando se cambia el vocabulario, se permite el espacio para tener sus sentimientos y pensamientos, y desear no haber pensado y sentido algunos de ellos, sin la necesidad de cargar con el peso de la culpa sobre ellos.
Haga lo mejor que pueda, y luego dase un respiro. Habrá momentos en los que se quedarán cortos de perfección, pero cuando reflexionen sobre la energía, el tiempo y el coraje que se necesita para cuidar a alguien cuya vida ha sido impactada por un ACV, se dará cuenta de que está dando un increíble regalo de amor, ¡y nunca debería sentirse culpable por eso!
FRUSTRACIÓN
Cuando se sienta frustrado, distinga entre lo que puede y lo que no puede cambiar. Tratar de cambiar una circunstancia incontrolable siempre produce frustración. Y recuerde, no importa las circunstancias, usted controla una cosa: cómo responde.
Tómese un tiempo antes de que la frustración se desborde, inicie una actividad que le ayude a calmarse. Cuente hasta diez lentamente o respire profundamente unas cuantas veces. Si es posible, dé un breve paseo o vaya a otra habitación para recoger sus pensamientos.
Trate de llamar a un amigo, orar, meditar, cantar, escuchar música, bañarse u otra cosa que sea de su agrado.
Una manera efectiva de reducir el estrés y la frustración es reformular sus pensamientos.
La terapia cognitiva le ayuda a identificar patrones de pensamiento poco útiles y a sustituirlos por pensamientos más adaptativos. Ejemplos de comportamientos y respuestas sugerentes:
- Sobre generalización: Se toma una situación o característica negativa y se multiplica. Por ejemplo, usted se está preparando para ir a una cita con el médico cuando descubre que la batería de su automóvil está agotada. Concluyes: "Algo siempre sale mal". Respuesta Adaptativa: "Esto no pasa todo el tiempo. Normalmente mi automóvil funciona bien."
- Destacando lo positivo: Pasas por alto lo bueno de ti y de tus circunstancias. Dices: "Podría hacer más" o "Cualquiera podría hacer lo que yo hago". Respuesta Favorable: "Cuidar no es fácil. Se necesita valor, fuerza y compasión para hacer lo que hago. No siempre soy perfecto, pero hago mucho y trato de ayudar".
- Lectura de mente: Usted asume que un amigo que no ha llamado está enojado con usted. Respuesta Adaptativa: "No sé lo que mi amigo está pensando. Tal vez no recibió el mensaje o está ocupada. Si quiero saber en qué está pensando, tendré que preguntárselo".
- La adivinación: Usted predice un resultado negativo en el futuro. Por ejemplo, usted no tratará de ir a una guardería para adultos porque asume que su familiar o amigo no lo disfrutará. Respuesta Adaptativa: "No puedo predecir el futuro. Puede que no le guste, pero no lo sabremos con seguridad a menos que lo intentemos".